Ayer se dijo...

"No importa el crítico; ni aquel que muestra las falencias del hombre fuerte, o en qué ocasiones aquel que hizo algo podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece al hombre que se encuentra en el campo de batalla, con el rostro manchado de polvo, sudor y sangre; aquel que persevera con valentía; aquel que erra, que da traspié tras otro, ya que no hay ningún esfuerzo sin tropiezo ni caída. "
THEODORE ROOSEVELT

20/6/08

Trenes de ida y vuelta


Ella soltó el dinero y la taquillera le dio su billete. Quizá el destino no era lo que más le animaba, pero sentía una sensación de que la libertad se le había acabado. Dejo su maleta sobre el suelo, y se sentó en un banco de los numerosos que poblaban la estación. Miles de rostros circulaban de un lado a otro, de un andén al siguiente, de un paso de la vida a otro. A veces uno tenía la sensación de que nadie puede moverlo de donde está, que puede quedar impasible a todo, y cuando se da cuenta, todo ha cambiado… porque, aunque tu no avances, el mundo sigue girando.

Siguió bastante tiempo con la mirada perdida, mirando el bullicio de la pequeña estación de tren. Miles de caras que en otro tiempo le hubieran sugerido miles de cosas… pero hoy no tenía la cabeza para pensar. Las fiestas de los últimos días habían mermado de sobremanera su capacidad de concentración. Sólo quería descansar, cerrar los ojos y verse otra vez donde soñaba. Pero a veces los sueños tienden cheques que el ego no puede pagar… y ella se había quedado sin fondos.

Oteó de reojo el viejo reloj que colgaba de alguna parte y vio que el tiempo pasaba más lento que de costumbre, y así quería que permaneciese para siempre. En poco tiempo veía que tendría que tomar decisiones que había ido aparcando, unas tras otra, y que buscaban solución en menos de veinticuatro horas. Era como ser Jack Bauer, pero sin pistolas, ni interrogatorios, ni bombas, ni terroristas… o sea, no era Jack Bauer.

Intentó distraer su mente de pensamientos nada libidinosos leyendo un periódico que estaba en la papelera que había junto al banco. Si algo había aprendido en estos años, era que todas las madres no eran como la suya, que no todo lo que venden a precio de oro es oro, y que nadie suele usar las hojas de periódico como manteles improvisados, que además de impedir que la mesa se manchase, te ofrecían lectura durante la cena. Noticias sin interés para ella poblaban las páginas. Leyó los titulares casi sin pensar en lo que leía. Llegó al horóscopo, las viñetas cómicas, y al crucigrama que alguien había medio completado con una pésima caligrafía. Descubrió un error, quizá el que había propiciado la desesperación del usuario, que ante la humillación de un simple crucigrama, había decidido vengarse arrojándolo a la papelera y dando fin a su vida de una manera cobarde.

Dejó el periódico sobre el banco, y volvió a reposar la cabeza sobre la parte superior de este. No pensaba en lo que le ocurriría de aquí en adelante, solo pensaba en las consecuencias. No sabía si encontraría lágrimas o risas, fiestas o funerales. Sólo esperaba que hubiese alguien para recibirla, y de eso también tenía serias dudas. Todo seguía igual, cada cosa en su sitio, pero decorado todo con un papel diferente… sabía que los momentos felices habían acabado, sólo esperaba que él llegase para darle la última puñalada, la última palabra que necesitaba por oír… pero no quería oírla.

Pero ahora solo esperaba la voz electrónica del megáfono de la estación. Este cumplió sus deseos anunciando la salida del tren que ella estaba esperando. Recogió sus cosas, dejó deliberadamente olvidado el periódico de segunda mano, y marchó al andén siguiente.


Elessar

17/6/08

Who I am?

"Lo mejor del tiempo del tiempo es que cura las heridas...
Lo peor de los besos
es que crean adicción"
J. SABINA

El día que me quieras
no habrá más que armonías,
será clara la aurora
y alegre el manantial.
Traerá quieta la brisa
rumor de melodías
y nos darán las fuentes
su canto de cristal.
El día que me quieras
endulzará sus cuerdas
el pájaro cantor,
florecerá la vida,
no existirá el dolor...
-El día que me quieras, CARLOS GARDEL-


Soy un dios, un sultán,
un maestro, un adivino,
soy de la baraja un as.
Un camello, un faquir, el destino,
la piedra angular del amor,
la apuesta al rojo de un tipo sin tino,
el negro de lluvia sobre un día divino.
Soy el trece, el gato negro, la vil escalera,
el humo oscuro de la derrota,
el gris monótono del tedio y la espera,
el blanco satén de noches a solas,
la triste realidad endulzada de trolas.
Soy un rey sin sillón, los cuernos sin novia,
la verdad sin cristaleras, los besos sin goma.
Soy los cuerpos sin sexo, la luna sin drogas,
el rock sin Hendrix, la cama a solas,
un vacio te quiero = a un vacio en mi alcoba,
soy un tango sin Gardel en la sinfonola...
soy yo mismo, sin ti y sin tu aroma.

Elessar

8/6/08

Deseos de volver


Ahora que esta más cerca el reencuentro,
ahora que ya veo tus ojos ocultos por la niebla
en el fondo de mi deseo, ahora que ya adivino
a dibujar tu sonrisa entre miles de rostros
vacios, insensibles y llenos de miedo...
ahora que el tiempo es menos pesado,
ahora que el olvido ya ha encontrado asiento,
ahora que el mundo ya no gira entre dos puntos
intentando separarlos sin remedio.
Ahora que la espera se hace más corta
arden más mis palabras en mi pecho,
arde más el deseo de abrazarte, acariciarte,
endulzar mi aroma con tu aliento.
Recorrer con miradas todo tu cuerpo,
sentirte mía, entre mis brazos,
entre mis lágrimas y mis besos,
sentir que para entre tus caricias el tiempo
una vez acelerado por las dudas
y la falta de deseo.
Cerrar los ojos a tu lado, abrazados, y dormir...
y que me despiertes con un te quiero.

Elessar

1/6/08

Cuaderno de bitácora: Texas Hold'em


Seguramente habréis escuchado tantas, o más, comparaciones sobre la vida misma, que, seguramente al igual que a mí, os pareceran odiosas. Pero llegados a un punto de la existencia de cada uno, siempre se nos plantea la misma pregunta: “¿Qué es mi vida?”. A veces es por aburrimiento, otras por un ímpetu de autocompasión y otras simplemente por dar una oportunidad al filósofo que todos llevamos dentro, pero siempre acabamos contestándonos a nosotros mismos, en la oscuridad de la noche, embargados por el desasosiego y medio sumidos en sueños. Hace unos días yo me contesté a mi mismo, y la verdad es que mi contestación me sorprendió bastante.

Para mi la vida es como una partida de poker (prometo que, aunque lo conozco, no soy muy dado a este juego de naipes yanqui). Cada uno la empieza con un número de fichas… algunos con muchas, otros con muy pocas. Y nuestra existencia únicamente se basa en intentar aumentar el número de fichas tanto como podamos. Yo hasta hace un tiempo tenía todo a lo que podía optar: salud, éxito, ilusiones, proyectos, amigos, novia, felicidad, ambición… pero una serie de catastróficas desdichas me ha hecho perder muchas de mis fichas y dejarme al borde de la bancarrota. En este momento muchos dirían que lo más sensato es retirarse, vivir con lo que te ha quedado y maldecirte a ti mismo el resto de tus días por la oportunidad de éxito que dejaste escapar… “si me hubiera retirado cuando tenía todas las fichas”… ¡ahhh! Pero hay está la gracia, nadie se retira cuando va ganando. Otros opinarían que hay que seguir luchando, que hasta que no te encuentres con una única ficha bajo tus manos, hasta que no lo hayas perdido todo, y lo único que puedas jugarte sea la vida misma, debes seguir apostando. Yo, si quieren que moje, soy de los segundos.

Y al igual que en el poker, la vida va por rachas. Las probabilidades de que algo salga bien cuando todo sale mal, son las mismas de que te salgan buenas cartas cuando llevas varias manos perdiendo… si, por mucho que lo neguemos, Murphy tenía razón. Ahora tengo muchas fichas en medio de la mesa esperando las apuestas de los contendientes, muchas cosas que están pendientes de hilos demasiado finos para mi gusto. Eso sí, también tengo algunas fichas que nunca dejaré escapar… pueden bajar su valor, pero nunca escaparan de mis manos.

Y aquí ando, esperando una racha de viento que empuje lo suficiente mi barco como para recuperarme un poco de los palos que da la vida; ese aliento fresco de una mañana en la que ves que todo puede ser posible… esperando ese rey y esa reina que me den la escalera de color… pero hay que saber jugar esas cartas. ¡Si al menos fuera como el puto Chang!

Elessar