Y... "¿Ahora que?" Preguntaban las manos del viajero. Había llegado muy lejos, quizá demasiado.
El Sol le rozaba el claro pelo mientras sus pies se preocupaban más en andar que en mantenerse en pie. Divisó algo a lo lejos. Quizá un oasis, quizá algo real. Sabía que el camino de vuelta no era fácil. Había atravesado miles de baches, miles de recovecos que escondían peligrosos peligros (perdón por la redundancia).
El Sol volvió a caer otro centímetro... "¿Por qué no se acabará ya el día?" Pero sabía que aun quedaba un largo camino que recorrer... ¿Hacía dónde? Ni siquiera el lo sabía. El viajero seguía caminando sobre la arena, desconociendo el destino e intentando olvidarse de la procedencia. Pero a cada paso, a cada segundo bajo el ardiente Sol y la irritante arena, su casa, su partida, su punto de inicio en esta andadura errática por el mundo le parecía más dulce y más placentera. "¿Por qué tuve que partir?"
De repente, el recuerdo de un ayer, de una imagen, de un beso; inundó de lágrimas sus ojos. Sabía que nada volvería a estar en su sitio. Había recorrido demasiado camino como para volver atrás, y le faltaba aun demasiado para encontrar otro sitio donde ser feliz. Miró su cartera, aun llena de esperanza, y deseó nunca haberla llenado de sueños, de orgullo y de desamor.
Sabía que el tiempo quizá le devolvería algo de lo que antaño tuvo: la alegría de reír por ser feliz, la compañía de alguien mientra miraba las estrellas pensando en el futuro, el abrazo cálido antes de dormir, el despertar y ver que las luces del nuevo día se reflejan en una sonrisa... "Pero, ¿a qué precio?" Pensaba mientras caminaba por el invisible camino hacia ninguna parte, sin mirar atrás, pero pensando en las huellas que sus botas dejaban.
A veces le gustaría ser una Dorothy del siglo XXI. Tener el camino marcado con baldosas amarillas. Saber de donde partes, a donde vas... porque vas hacia allí. Y quizá llegar al final, y saber que la solución a todos tus problemas, a todos tus males, se podían solucionar en un principio... que volver a casa es tan sencillo como chocar los talones de tus botas nuevas.
El viajero siguió adelante, y nunca miró hacia atrás... sólo de soslayo, para comprobar que su sombra lo seguía... y nadie más. Aunque uno nunca sabe si la compañía se encuentra detrás... o esperándote en algún sitio donde aun debes de llegar.
Elessar
Ayer se dijo...
"No importa el crítico; ni aquel que muestra las falencias del hombre fuerte, o en qué ocasiones aquel que hizo algo podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece al hombre que se encuentra en el campo de batalla, con el rostro manchado de polvo, sudor y sangre; aquel que persevera con valentía; aquel que erra, que da traspié tras otro, ya que no hay ningún esfuerzo sin tropiezo ni caída. "
THEODORE ROOSEVELT
THEODORE ROOSEVELT
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1 comentario:
destrás? esperándote? ¿? Quién te acompaña está a tu lado. Aunque sea a cientos de kilómetros... pero a tu lado... :)
mmmmuuuaaaaac
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